1. Cuando no te ven
El niño que pudo hacerlo
Muchas veces creemos que no somos capaces de lograr algo porque los demás nos dicen que es imposible o porque nosotros mismos nos lo repetimos.
Pero cuando nadie nos limita, cuando creemos en lo que hacemos y actuamos con determinación, descubrimos que somos mucho más fuertes de lo que pensamos.
En resumen: “Los límites no están en nuestras manos, sino en nuestra mente o en las voces que nos rodean.”

Preguntas para expresión oral (comprensión y narración)
-
¿Qué les ocurrió a los dos niños mientras patinaban?
-
¿Cómo reaccionó el amigo al ver a su compañero atrapado bajo el hielo?
-
¿Qué pensaban los bomberos sobre lo sucedido?
-
¿Qué explicación dio el anciano?
-
¿Qué título le pondrías tú a esta historia?
Preguntas para reflexión (análisis crítico)
-
¿Qué papel tienen las palabras y opiniones de los demás en lo que creemos que podemos hacer?
-
¿Recuerdas algún momento en el que alguien te dijo que “no podías” y, sin embargo, lo lograste?
-
¿Qué diferencia hay entre los límites reales (físicos) y los límites mentales?
-
¿Qué crees que habría pasado si hubiera habido adultos alrededor mientras el niño intentaba romper el hielo?
-
¿Cómo podríamos aprender a confiar más en nuestras propias capacidades?
Preguntas para escribir (producción escrita)
-
Escribe un final alternativo: ¿qué habría pasado si el niño hubiera dudado de sí mismo?
-
Redacta una reflexión personal sobre un reto que conseguiste a pesar de que los demás no creían en ti.
-
Imagina que eres el anciano: escribe lo que piensas realmente sobre lo ocurrido y el consejo que darías a los bomberos.
-
Crea un relato corto en el que un personaje consiga algo imposible porque nadie estuvo allí para decirle que no podía hacerlo.
Dos niños llevaban toda la mañana patinando sobre un lago helado cuando, de pronto, el hielo se rompió y uno de ellos cayó al agua. La corriente interna lo desplazó unos metros por debajo de la parte helada, por lo que para salvarlo la única opción que había era romper la capa que lo cubría. Su amigo comenzó a gritar pidiendo ayuda, pero al ver que nadie acudía buscó rápidamente una piedra y comenzó a golpear el hielo con todas sus fuerzas. Golpeó, golpeó y golpeó hasta que con-siguió abrir una grieta por la que metió el brazo para agarrar a su compañero y salvarlo. A los pocos minutos, avisados por los vecinos que habían oído los gritos de socorro, llegaron los bomberos. Cuando les contaron lo ocurrido, no paraban de preguntarse cómo aquel niño tan pequeño había sido capaz de romper una capa de hielo tan gruesa. -Es imposible que con esas manos lo haya logrado, es imposible, no tiene la fuerza suficiente ¿cómo ha podido conseguirlo? -comentaban entre ellos. Un anciano que estaba por los alrededores, al escuchar la conversación, se acercó a los bomberos.
-Yo sí sé cómo lo hizo -dijo. -¿Cómo? -respondieron sorprendidos. -No había nadie a su alrededor para decirle que no podía hacerlo.